[Nota: "penjo" aquesta entrevista en la seva versió integra i de la que es va publicar una versió reduïda al suplement "Cultura's" de La Vanguardia del 9 d'abril del 2008, arran de la publicació del primer volum dels "Relatos de Kolimá" de Varlam Xalàmov (Editorial Minúscula, Barcelona). La conversa va ser en català, però aqui en dono la transcripcio al castellà en que va ser publicada]
Para Ricardo San
Vicente (Moscú, 1948) literatura y pensamiento rusos son inseparables. Buena
muestra de ello es su tesis doctoral que versaba sobre “La preocupación ética y
social en la literatura soviética de los años 1950-1970”. Su larga dedicación a
las letras rusas arroja una sólida trayectoria de conferenciante y traductor.
En esta tarea ha vertido al español autores del siglo XIX como Pushkin, Tolstói
o Chéjov, del siglo XX como Bábel o Zóschenko y más recientes como Brodsky o
Rubén Gallego. Encuentro al profesor San Vicente en su despacho de Filología
Eslava de la U.B, enfrascado en la
traducción de los relatos de Shalámov de los que la editorial Minúscula se
propone publicar los seis volúmenes que forman el vasto friso del “Gulag” que
son “Los relatos de Kolimá”.
Pregunta.- De vuelta
al cuerpo a cuerpo con estos relatos que ya había traducido parcialmente en
otra ocasión (Mondadori), ¿que experimenta el traductor más allá del socorrido “traduttore, tradittore”?
Respuesta.- En efecto, se trata de un escritor muy
duro. La misma idea de Adorno cuando dice que después de Auschwitz ya no es
posible escribir poesía, no menos cierto es que cuando traduces escritores como
éste resulta doloroso conciliar la dimensión estética de lo que estás haciendo con la dimensión humana de lo que estas tratando.
P.– O sea que
no es tanto un asunto de lenguaje como.....
R.– También,
pero me refería a que es....una cuestión de tratar con material vivo. De estar
manipulando una experiencia narrada en una lengua para trasladarla a otra. Esta
manipulación estética que en el
caso del autor es perfectamente legitima, en el caso del traductor es casi como
meterse en casa ajena. La sensación que provoca es de incomodidad y de
vergüenza. Por ejemplo, escritores como Bábel optan por la actitud estética.
Entonces estas cómodo. Babel narra con la distancia de quien
está retratando un cuadro. Escribe..:“El sol naranja rueda por el cielo como una cabeza cortada”. Está
claro que uno siente y sabe lo que hay detrás del texto de Bábel; en cambio los
textos de Shalámov son carne viva. Saber exactamente
la manera y el momento en que hay que usar un epíteto es más difícil en el
terreno humano, pues estás traduciendo un texto que supera lo estrictamente
literario.
P.- Cuando
hablamos de “deshielos” en la Unión Soviética, ¿que debemos entender?
R.– En el año
1962, encima de la mesa de Alexandr Tvardovski, redactor jefe de la revista
literaria “Novi Mir”, hay entre
otros muchos, dos textos sobre los campos de trabajo. Por un lado hay el breve
manuscrito de lo que acabará siendo “Un día de Iván Denísovich” de
Solzhenitsin, y unas libretas de un escritor brutal e inasumible por el poder,
que es Shalámov. En la Unión Soviética la literatura es fruto de la situación
política, es lógico pues que autores y obras se usen políticamente. Por esta
razón la obra de Shalámov es rechazada a favor de la de Solzhenitsin. En el
marco de lucha política del momento la obra de Sosljenitsin no se publica por
su calidad literaria, sino por la utilidad estratégica que tenia en la lucha
ideológica contra el estalinismo dentro del Politburó del Partido Comunista. Y
cuando Tvardovski habla con el cuñado de Jruschov, le dice que esta obra
literaria contribuirá a sacarse de encima a los Molotov y compañía y situara a la sociedad y también a los
comunistas de su parte. Pero la obra de Shalámov, no. Es un anticomunista. Y
demoledora.
P.- Pero J.,acabara siendo defenestrado en 1964.
R.- Claro,el mal llamado “deshielo” es el tiempo que transcurre desde el XX Congreso del PCUS, en 1956 hasta la destitución del Nikita
Jruschov. En este período de falsas esperanzas (que sería lo que significa
“óttepel”: la llegada prematura de un aire cálido hacia finales del invierno,
pero sin que esto signifique la llegada lejana de la primavera) aparecen las
obras de Pasternak, Grossman y también de Solzhenitsin y de Shalámov. Todos
ellos acaban siendo víctimas de las expectativas que se crearon. Pero las
expectativas estaban al nivel de Solzhenitsin, no de Shalámov. Si tenemos en
cuenta el carácter de luchador estratégico de Solzhenitsin que buscaba el
hundimiento del régimen, se entenderá
la ira, la envidia, los celos, la situación totalmente desesperada del
pobre Shalámov frente a la instrumentalización de la literatura. Solzhenitsin
recuerda que le ofrece su ayuda, pero Shalámov la rehúsa de plano. Le llama
traidor, lo califica de vendido que comercia con un material que lo es de vida.
Le dice que él hace literatura con la fuerza de un puñetazo contra el
estalinismo. Sin concesiones. Lo que pretende es escribir un texto cuyo poder
radique no tanto en lo estético como en la sensación física que transmite.
Busca golpear ni que sea a la larga.
P.- Cuando reflexiona sobre el relato,
alude al papel de la lluvia en “Mademoiselle Fifi” de Maupassant.
R.- Shalámov no es un escritor anclado en la literatura humanista del s.XIX, él se reivindica como un discípulo de los autores de la Edad de Plata: del Beli de “Petersburgo”, de Platónov, de Zamiatin. Cada relato es un ejercicio de estilo. Los escritores que hemos citado construyen sus textos a partir de la masa amorfa y fluida en el tiempo que es para ellos la realidad. Construyen modelos a partir de la realidad. Hacen paradas en el “tempo” narrativo. En la medida que se trata de una experiencia a la que no se puede dar coherencia porque es absurda y arbitraria, Shalámov hace algo parecido a lo que hicieran Babel o Chejov. Es decir, hace calas en la realidad que ha conocido a lo largo de 20 años de presidio y que le da los argumentos de toda la obra. El asunto es darle la forma adecuada. De ahí la cita que hace de Maupasssant y del relieve que toma un elemento de la realidad. En el fondo lo que le interesa es su papel dentro del relato. En definitiva su función como instrumento de expresividad en el interior de cada cala o relato.
R.- Shalámov no es un escritor anclado en la literatura humanista del s.XIX, él se reivindica como un discípulo de los autores de la Edad de Plata: del Beli de “Petersburgo”, de Platónov, de Zamiatin. Cada relato es un ejercicio de estilo. Los escritores que hemos citado construyen sus textos a partir de la masa amorfa y fluida en el tiempo que es para ellos la realidad. Construyen modelos a partir de la realidad. Hacen paradas en el “tempo” narrativo. En la medida que se trata de una experiencia a la que no se puede dar coherencia porque es absurda y arbitraria, Shalámov hace algo parecido a lo que hicieran Babel o Chejov. Es decir, hace calas en la realidad que ha conocido a lo largo de 20 años de presidio y que le da los argumentos de toda la obra. El asunto es darle la forma adecuada. De ahí la cita que hace de Maupasssant y del relieve que toma un elemento de la realidad. En el fondo lo que le interesa es su papel dentro del relato. En definitiva su función como instrumento de expresividad en el interior de cada cala o relato.
P.- ¿Se sabe el
motivo por el que quiso ordenar los relatos?
R.- Sabemos que
los escribió en unas libretas y que al final intentó ordenar todo este
material. ¿Como? No lo tengo claro. A finales de los años 60 era una persona
muy deteriorada físicamente. Por un lado hay la vocación sublime de la poesía
que tanto impresiono a Pasternak y donde evita, aunque no lo consigue del todo, caer en el tema del Gulag. Y por el otro, busca crear una masa
crítica para que se entienda no la esencia de la Unión Soviética, sino la
esencia de la violencia como arma política. Tal vez quiso articular todo este
material sangrante en una serie de ciclos, pero tengo la impresión de que se le
escapa de las manos. No esta nada claro que lógica aplica para hacerlo. La
verdad es que, leído lo que nos ha dejado, esto sea lo menos importante.
P.- ¿Es un poeta que escribe narraciones o
es un narrador que ocasionalmente escribe poesía?
R.- El
considera la poesía su ámbito privado, espiritual, donde vivía sin concesiones.
Y piensa, igual que lo hace Nabokov – que tiene una obra poética muy importante
al margen de toda la parafernalia editorial –, que en el futuro será
considerada su obra más valiosa. Desde un punto de vista literario no creo que
haya grandes diferencias, pero desde
el punto de vista social si que las hay. A pesar de su profunda voluntad
estética Shalámov no podría dejar de reconocer que tiene la voluntad, como
Babel, de reflexionar sobre la naturaleza del régimen soviético. No pasa lo mismo
con la poesía, pero como poeta dota a sus relatos de una dimensión formal que
va mucho más allá de la voluntad estratégica de Solzhenitsin que se ve como un
continuador, igual que Pasternak, de Tolstói y la literatura del siglo XIX. Él
no, él es un innovador. Sigue la misma estrategia que Chéjov: busca el recurso
estético para expresar lo que quiere. No adopta el instrumento estético al
relato, sino al revés. Busca el revestimiento formal para dar relieve al contenido.
P.- Admira a Pasternak, lo considera el
heredero moral de Tolstoi, pero sus relaciones parecen más bien conflictivas...
R.- Siempre se
destacan más los aspectos positivos que los negativos. Shalámov siente
veneración por la obra de Pasternak y en particular por el “Doctor Zhivago” que
sitúa en una continuación de la tradición tolstoiana de la literatura. Él, que
ha entregado 20 años de su vida, que ha pasado por la experiencia del infierno,
que ha resucitado no se sabe cuantas veces entre los muertos, cuando ve que el
otro contemporiza, que hace lo que sea para preservar sus privilegios, entonces
su visión se vuelve despectiva y se aleja de Pasternak. Pero tiene una carta de
60 páginas dedicada al Doctor Zhivago y otra de 40 al Iván Denísovich, porque
en su momento las considera literariamente importantes, hasta que humanamente
le resbalan de las manos. Pero esto le pasa con todo el mundo, con su mujer
también. Al final de su vida se queda completamente solo. Es un hombre en
guerra con el mundo y es un hombre
que lo exige todo de los demás, porque él ha pasado por una experiencia que lo
es todo. Aquí entraríamos en el terreno de la psicología rusa. Alguien a quien
llamas a las 4 de la madrugada pidiéndolo que venga a tu casa sin darle
explicaciones y no acude a la llamada en Rusia no es un verdadero amigo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada